El Problema de las Películas de Superhéroes: Zack Snyder's Justice League parte 2


Hace tiempo había leído la frase que decía: “Los personajes de DC son dioses, mientras que los de Marvel son humanos que aspiran a convertirse en dioses”. Esta oración ilustra perfectamente por qué las películas de Marvel son exitosas. Tomemos a Iron Man como ejemplo, es un hombre común y corriente, claro, es también un filántropo, millonario, playboy y genio, pero a fin de cuentas una persona real, que decide convertirse en algo superior a fin de proteger a las personas de un mal. Esta fórmula se repite en varias películas del mismo estudio, como en Doctor Strange, Ant Man y Capitán América. Son héroes no diferentes a nosotros que gradualmente obtienen una mejora, por lo general producto de un elemento sobrenatural, que les permite adoptar una nueva identidad sin perder la humanidad con la que fueron concebidos (al menos al comienzo). 

La realidad en la que estos personajes se desenvuelven no difiere mucho de la nuestra. La excepción sería Thor, películas que, debido a que no siguen aquella fórmula, al público jamás le importaron hasta que Chris Hemsworth decidió divertirse con el personaje en Thor: Ragnarok, dando un mayor énfasis a su lado humano. El problema del Thor dios de las primeras entregas era el mismísimo hecho de que fuese un dios. Las escenas de acción nunca llegaban a emocionar debido a la falta de consistencia en relación a las limitaciones físicas de un dios. En la primera The Avengers, Loki nos dice que Thor es incapaz de sobrevivir a una caída de miles de metros, mientras que en las subsecuentes secuelas lo vemos aterrizar sobre planetas o flotar a la deriva en el espacio exterior. Si bien esto se debe a que los escritores de cada película no son los mismos, por más que establecieran una marco fijo el problema seguiría sin arreglarse. Cuando uno no sabe cuánto daño es capaz de soportar un personaje le resulta imposible preocuparse por su bienestar, lo que se traduce en falta de tensión. Es por eso que películas como Wonder Woman o Aquaman jamás tendrán escenas de peleas tan viscerales como en The Winter Soldier. Es cierto que Marvel abusa de la conveniencia argumental cuando se trata de poner a los protagonistas en peligro, como hacerlos sobrevivir luego de caer desde alturas enormes y uno que otro golpe letal, pero si el protagonista es humano sabemos que existe un límite. No importa qué vaya a hacer el guionista, Tony Stark jamás sobrevivirá a una bala en la cabeza. 



A pesar de todo, las películas de Thor siempre tuvieron una buena acogida durante su estreno, aunque fueron olvidadas después, y esto se debe a otra estrategia que utiliza Marvel, el tono relajado y cómico. Si bien cada película tiene su momento dramático (muchas veces neutralizado por algún chiste mal colocado), jamás aspiran a ser oscuras o realistas. Imaginemos que Guardianes de la Galaxia, película donde un mapache parlante y un árbol son personajes principales, tuviese un tono serio, fácilmente se convertiría en la peor película de la historia. James Gunn, director de la película en cuestión, sabía que debía hacer algo divertido con el material con que contaba y recurrir al carisma del elenco. Lo interesante del éxito de Guardianes de la Galaxia fue que Marvel se dio cuenta de que no existía límite a lo bizarro que podían ser sus largometrajes, siempre y cuando tuvieran el tono adecuado. 

En resumen, las películas de Marvel tienen un contenido humano y un tono humorístico, lo que las hace accesibles para todo tipo de demografía y no sólo fanáticos que solo desean ver a su personaje de cómic favorito en pantalla. Y este éxito fue motivo de que Marvel jamás se atreviera a producir una película seria con pretensiones de tocar un tema profundo y optara por algo entretenido pero, en su mayor parte, superficial. Razón por la que solo son reconocidas por su cuidado técnico y haya varios directores expresando su descontento por estas.

Al parecer DC se dio cuenta de que tenía problemas y decidió salvar a su bamboleante universo cinematográfico usando la misma estrategia de Marvel. Atrás quedó el tono oscuro de Zack Snyder para darle paso a uno más relajado con Wonder Woman, Aquaman y Shazam, películas sumamente entretenidas que solo acarrean el problema de las inconsistencias durante las escenas de acción. ¿Significa esto que no podemos tener adaptaciones realistas de historias de superhéroes? La respuesta es sí.

Marvel versión adultos



Para no perder el hilo, usaremos a Marvel y DC nuevamente como ejemplo. Ambas compañías han producido adaptaciones para la pantalla chica con ambientaciones realistas y, curiosamente, Marvel volvió a superar a DC con sus series de TV hechas en colaboración con Netflix. No ocurrió en todos los casos, como con el infame Iron Fist, la serie de un joven heredero de una compañía millonaria que regresa a Nueva York luego de pasar años entrenando en las artes marciales con un dragón en una tierra oculta por la magia. Usar esta premisa en un ambiente realista es la fórmula para el desastre. Iron Fist fue una serie que siempre renegó de su identidad; en lugar de enfocarse en las artes marciales, gran parte de la trama gira en torno a decisiones y maniobras legales sobre el destino la compañía. Jessica Jones y Daredevil tuvieron mejor suerte. Jessica Jones es la historia de una investigadora privada que posee superfuerza, algo bastante estúpido y fuera de lugar, pero que funciona porque este elemento sobrenatural no tiene demasiada relevancia y pocas veces le resulta de utilidad. Sin olvidar que tiene la brillantez de, y sinceramente no entiendo por qué ninguna historia de superhéroes imita, tener a un villano con un poder diametralmente opuesto, al punto de que la superfuerza de la protagonista resulta inútil contra éste y debe recurrir a medios más corrientes para vencerlo. En Daredevil nuestro héroe es un hombre que al quedar ciego desarrolla una afinidad sensorial que le otorga mejores reflejos que los de una persona normal. De nuevo, una premisa impropia de una serie realista pero que funciona porque lo que uno ve en pantalla es la destreza de una persona normal pero muy bien adiestrada en las artes marciales. El elemento sobrenatural es algo interno que solo comparten el personaje y el espectador. En Daredevil lo predominante era la psicología del personaje, no sus facultades físicas o lo bien que se veía con su traje, de hecho, solo usa su traje icónico de los cómics como en un tercio de la totalidad de la serie; es esta la dirección adecuada para una serie realista y oscura. Daredevil tenía tramas donde lidiaba con conflictos tanto realistas como sobrenaturales, siendo durante los sobrenaturales los momentos más flojos de la serie. La segunda temporada fue elogiada durante la primera mitad, en donde se enfrentaba a The Punisher, mientras que en la segunda parte en la que aparece Elektra y los secuaces de La Mano la calidad fue disminuyendo. No es accidental que la tercera temporada, en la que hay cero elementos sobrenaturales, sea considerada la mejor de todas y, posiblemente, la mejor serie de superhéroes hasta la fecha. 

Por estas razones considero a Titans de DC como una mala serie. El tono realista con el que decidieron ambientarla no se conecta con los elementos inverosímiles que abundan. Cuando nos piden que lo que se nos presenta sea tomado en serio, nos resulta imposible no preguntarnos cosas como, ¿por qué una pareja sale a combatir al crimen disfrazados de pájaros? Siendo dos adultos ¿por qué se tomarían la molestia de hacer eso? Ni siquiera les pagan. Si se está contando una historia realista la respuesta a cada interrogante planteado debe ser realista también. Planteando el mismo interrogante en el caso de Daredevil, la serie nos explicaba que Matt Murdock era una persona marcada por el trauma de su padre, así como también era abogado, la profesión por excelencia de un justiciero nato; verlo tomar el rol de vigilante es, en cierto modo, plausible. 

Conclusión

Habiendo dejado en claro el uso del realismo en las obras de superhéroes, retomemos al temas por donde empezamos. Los productores de La Liga de la Justicia, al no quedar satisfechos con el trabajo de Zack Snyder, contrataron a Joss Whedon para darle un tono más ligero a la cinta, y así apelar a una demografía más amplia, como lo había hecho en The Avengers. Sin embargo, el resultado fue un producto mediocre plagado de chistes malos, secuencias de acción genéricas y una notable falta de identidad en la exploración de sus temas. Por lo tanto, decir que la versión de Zack Snyder será mejor no es realmente una alabanza. Zack Snyder no solo no entiende cómo funciona el realismo sino que se toma sus obras demasiado en serio. En el prólogo de Batman V Superman a un joven Bruce Wayne lo elevan los murciélagos como si fuese el mesías. En la siguiente escena aparece un cartel que dice: Superman es introducido a la humanidad. ¿Por qué tanto dramatismo? Al final del día se trata de dos tipos que resuelven todo a golpes. No hay siquiera conflicto ideológico entre ambos porque la pelea se debe a que Batman creyó que Superman había matado a cientos de personas, un malentendido, típico de las telenovelas. En conclusión, la nueva versión realista y oscura de La Liga de la Justicia ¿será mejor que la versión de Joss Whedon? Posiblemente. ¿Será una buena película? Para nada, es lógicamente imposible hacer una buena historia realista viciada de tantos elementos sobrenaturales y donde predominará la acción en vez de la caracterización, y menos de la mano de alguien con los precedentes de Zack Snyder. ¿La veré? Seguramente, pero solo porque ya tengo HBO Max.

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